«Es cordura provechosa ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos.»
Baltasar Gracián (1601-1658) Escritor español.
Algunos aficionados, comenzamos el camino lejos de los bonsais comerciales. En mi opinión, no importa mucho como llegues hasta aquí, si no cuanto te apasiona y como lo disfrutas. Encontrar material puede ser a veces una tarea complicada. Yo detesto el yamadori, así que las mejores opciones son el intercambio de material con otros aficionados, la compra de prebonsais a empresas o particulares y la búsqueda de material para prebonsai en vivero.
Esta última es mucho mas accesible y la más económica, ademas algunos hemos encontrado en ello un emocionante pasatiempo.
Vivero-dori.
Por vivero-dori, entendemos la búsqueda de material virgen con potencial para convertirlo en bonsai en un vivero. Es un término que desconozco quien acuñó, lo he escuchado en muchos sitios y es sin duda brillante. Me hace muchísima gracia y por eso lo reproduzco.
Esta opción, implica un trabajo sobre el árbol considerable, no solo en técnicas y horas de trabajo, si no en años. La paciencia es la base de todo trabajo en bonsái, pero aquí además deberemos ser prudentes para que el material no exceda nuestras capacidades o directamente no tenga las características que creímos ver, cargando entonces con un árbol al que no vemos futuro.
La parte positiva es la multitud de especies y variedades disponibles, el bajo precio de muchas especies y los grosores de troncos que podemos encontrar, con el consiguiente ahorro de tiempo. Además es muy satisfactorio, se puede hacer en familia o con otros aficionados. Me encanta recorrer viveros charlando y valorando árboles y detales con algun compañer@.
La actitud: mente abierta y prudencia.
Cuando ponemos los pies en el vivero, en nuestra mente suele dibujarse una imagen idealizada del material que nos gustaría encontrar. Este es uno de los errores que he cometido en mis paseos domingueros. A mí al menos me pasa aun.
Si no encontramos ese material perfecto, podemos frustrarnos y abandonar el empeño o peor, coger cualquier cosa con tal de saciar el ansia de llevarnos algo a casa con lo que poner en práctica nuestras artes.
Pasillos de un vivero esperando ser recorrido.
Ahora, con algo de tiempo tras mis primeros pasos, recuerdo que algún aficionado me aconsejó paciencia, pero el mal del novato es la total ausencia de esta. Eso nos lleva a cometer errores, que quizás, son necesarios para el aprendizaje. Pero que no dejan de ser errores.
Es mucho mejor afrontar la búsqueda de material sin ideas preconcebidas, sin buscar nada concreto, dejar libres nuestros sentidos y la mente, analizando cada caso cuando encontremos algún árbol que tenga alguna peculiaridad que llame nuestra atención.
No temas deambular de un lado para otro, no dejes ningún rincón sin mirar, fíjate en árboles apartados que no tengan las mejores condiciones comercialmente hablando, recorre el lugar e invierte el tiempo en observar.
Eligiendo material de vivero para nuestros prebonsais.
Cada uno, tenemos unas condiciones diferentes para desarrollar nuestra afición. Unos tienen fincas o jardines, otros tenemos espacios reducidos. Lo primero que debes hacer, dimensiona el material al que puedes acceder. Analiza tus circunstancias y busca material en base a ello. Si tienes un pequeño balcón o una terraza, de nada sirve que te encapriches de un árbol en un contenedor de 100 litros, con una altura de 3 metros.
Manipular ese material será un trabajo realmente pesado. Además no olvides tus gustos. Si te gustan los tamaños shohin, es muy difícil reducir un árbol grande de vivero a esas medidas sin costarle la vida. Y más sin tienes un poco de prisa y las primeras acciones se las das todas juntas (poda severa, trabajo de madera muerta en el tronco, eliminación de gran parte de masa verde y reducción de raíces con trasplante fuera de fecha.)
Si tu ya te conoces y no vas a ser capaz de espera hasta una época de trasplante adecuada, te recomiendo encarecidamente que visites los viveros en invierno-primavera o en el caso, que encuentres la planta pero no la adquieras hasta esa fecha.
Épocas adecuadas
El otoño en sin duda la mejor época para visitar los viveros y recorrerlos de principio a fin. La pérdida de hoja de los caducos nos va a permitir apreciar detalles que de otra forma sería más difícil y nos llevaría mas tiempo.
Hay secciones enteras que puedes dejar de visitar. Las flores de temporada, cactus y suculentas, plantas de arreglo floral. Yo me centro en las cosas con madera. Tampoco presto atención a determinadas especies con hojas enormes o sin interés para mí como magnolios, araucarias, pinos pinea, árboles de sombra, acacias, castaños y nogales, aunque esto es personal, cada uno tiene sus gustos, pero es una primera forma para reducir y centrar nuestras esfuerzos.
Ya metidos en faena, miro con cuidado cada árbol, da igual la especie, siempre que despierte en mi curiosidad. Una vez con la maceta en la mano, con el árbol frente a mi y el tronco a la altura de mis ojos (vista de gusano) estos son los criterios que sigo:
Las raíces.
¿Cómo es la raíz? En muchos sitios podrás investigar el árbol con cuidado, desenterrar un poco la base del árbol y retirar el sustrato que la cubre o las malas hierbas. Siempre con respeto hacia un ser vivo y también pensando en que no afecte al material que dejemos atrás y que debe ser vendido.
Asume que el sustrato es el peor que puedas imaginar, que estará agotado, apelmazado y que será parte de tu pesadilla el día del trasplante. Habitualmente están compuestos de turbas de baja calidad y mantillos, pero en ocasione se puede encontrar una bola de barro, arcilla o arena pura. Sin mas.
Si las raíces no tienen una buena salida, desecha el material. Es un problema casi imposible de resolver. En ocasiones, la salida de las raíces es tan peculiar, extraña y rara, que ese puede ser un punto focal del árbol. No es lo mismo. Esto es raro, pero puede ocurrir. Sería una peculiaridad positiva y muy valiosa.
En el caso de las coníferas, recuerda que muchas no aceptan el acodo, tampoco los trabajos de raíz y por ello será imposible resolver ese problema.
La mayor parte del cepellón no podrás verlo, así que por lo menos se selectivo en la pequeña parte que si puedes ver.
Cuando tengas que tomar decisiones, recuerda que un caduco va a responder mejor a un trabajo agresivo de raíces que un perennifolio (a excepción de los ficus y los ligustrum que yo conozca). Y que una conífera siempre será el más sensible a trabajos de raíz y por ello el peor candidato.
Cuanto más viejo es un árbol -generalmente-, peor soporta trabajos agresivos. Sólo si el tronco o las ramas o alguna otra característica es realmente interesante (pero que muy muy interesante) y aun así las raíces son terribles, valora la opción de resolverlo a largo plazo por medio de un acodo (nunca en pinos). Esto supone como mínimo un año más de trabajo sobre el árbol y otro más hasta que se haya recuperado para proseguir con nuestros trabajos-
El tronco.
La producción comercial prima determinadas características nada interesantes para nuestra búsqueda. Habitualmente encontraremos troncos cilíndricos por el rápido crecimiento, completamente verticales y sin movimiento alguno. Esto tiene mejor solución que las raíces mal posicionadas, pero hazte estas preguntas.
Puedes buscar un estilo chokkan, pero si pretendes dar giros y vueltas…¿Es el tronco susceptible de ser alterado con alambre? ¿Acepta esta especie las torsiones y doblados fuertes? ¿Si voy a reducir el tronco, hay alguna rama que pueda sustituir al ápice?
Yo he descubierto varias especies que no nos permiten doblar los troncos. Una es laLoniceranitida (es muy fácil partir ) y otro es el celtis australis. Un tronco de medio centímetro te opondrá serias dificultades para curvarlo sin destrozarlo en el intento (la corteza se desprende y deja la madera a la vista, muriendo esa zona).
Losbuxus y oleas, tampoco son amigos de las torsiones y doblados pero en este caso porque su madera es muy dura y tienden a recuperar la forma. Además son muy lentos en crecer.
Hay especies poco o nada utilizadas en bonsái con troncos extraordinarios que se consiguen en poco tiempo. Una de esas especies es la potentilla y también la escalonia. Son baratas y puedes encontrar auténticos «prebonsais» listos en maceta de vivero.
Busco casi siempre árboles con movimiento natural en el tronco, con curvas suaves o más evidentes, pero que no sean aburridos. Coge la maceta, levántala y ponla a la altura de tus ojos (vista de gusano). Prueba opciones posibles de plantado para incrementar el movimiento del árbol. Gira la maceta y estudia el perímetro del tronco, sus curvas naturales y su vena. Esto es un ejercicio que me ha dado muy buenos resultados a la hora de elegir material. ¡Hazlo, no lo dudes. Es una oportunidad de entrenar nuestro ojo!
En ocasiones, sobre todo en frutales y árboles de la familia de los prunus y algunas rosaceas, existen heridas en el tronco sobre las que se ha desarrollado chancros. Esto se puede identificar porque son heridas por las que el árbol suelta savia, a veces como «gotitas» o en ocasiones como una herida profunda y oscura. Trata de evitar estos ejemplares, su curación es complicada.
Analizar la parte aérea del prebonsai sobre el terreno.
Dicen los entendidos, que la parte aérea es susceptible de ser cambiada. Es cierto, pero aun así, trata de ser selectivo. La poda propia de los arboles de vivero en estilo bola generan un maraña de ramas aleatorias en todas las dirección y en todos los sentidos. Huye de las ramas en rueda de carro. No tienen solución, son anti-estéticas y dejarán siempre marca en el árbol.
Yo me fijo en ocasiones en el tamaño o forma de la hoja. Muchas veces entre ejemplares de la misma especie, algunos presentan un tamaño de hoja mucho menor que su vecino. Eso para mí es un factor determinante. Puede ser por una característica genética o por el tipo de cultivo, mantenimiento, insolación, etc., pero es importante como criterio para elegir.
Otras veces el resto del árbol no dice mucho, pero la forma de sus hojas o frutos pueden invitarte a conocer la especie y probar como responde al entrenamiento. Es el caso de muchos prunus. Su hoja no es demasiado interesante, pero su floración es impresionante.
Personalmente he descubierto así al eleagnus, una especie muy indicada para bonsái, que ofrece flores blancas muy fragantes, pequeños frutos rojos y cortezas craqueladas color ceniza. Son muy abundantes en cualquier vivero, acepta todas las técnicas y son resistentes.
La Escallonia ofrece también esas características, con hojas diminutas, ovaladas y aserradas de un intenso verde «untuoso», perfectas para bonsais pequeños. El mirto igual –Myrtus Communis– (conocido también como Arrayán ), es muy indicado en bonsai y es resistente a nuestras trastadas.
El estado de salud del prebonsai de vivero.
Si el árbol no está al 100%, de verdad, no lo compres. Una planta enferma no es un cachorrillo pidiendo ayuda. Es un vegetal al que no se le ha dado los cuidados adecuados y supondrá quebraduras de cabeza, tiempo y dinero para restituirle la salud. Se de lo que hablo porque en ocasiones he creído que «rescataba» un pobre arbolillo moribundo, he comprado una planta que no estaba al 100% y he tirado el dinero, el tiempo y mis ilusiones.
Esto es una cuestión de irresponsabilidad y falta de cuidados de productor o del vivero como vendedor. No asumas tu la responsabilidad y el coste. No merece la pena.
Esto no significa que no puedas seleccionar un árbol con algo de pulgón, con cochinilla o que ha perdido las hojas por el apetito voraz de algún limaco. En este caso, cuando llegues a casa, ponlo apartado «en cuarentena» y aplica cuanto antes tratamientos para eliminar las plagas. No es lo aconsejable, pero si te manejas bien y el árbol merece la pena, no habrá mayor complicación.
Algunas ideas adicionales.
No dejes de explorar la sección de frutales. Los frutales comerciales son arboles 100% injertados sobre pies silvestres, variedades resistentes o francos, unos aportan mucho vigor y otros muy buenas resistencias a suelos pobres o plagas. El injerto suele ser horroroso, funcional pero feo.
Normalmente estos árboles son altos y cilíndricos lo que nos ofrece varias opciones. El primero conservar el pie silvestre o franco (muchos de ellos son membrilleros). Si el viverista es entendido puede aconsejarte y podrás elegir lo que más te interese.
Por citar un ejemplo, en manzanos, a veces los pies son manzanos silvestres, que darán manzanas pequeñas. Con el resto del árbol, puedes hacer acodos y conseguir otro par de arboles por el mismo precio. En otras ocasiones son manzanos de flor, con pequeños frutos y pequeñas hojas, perfectos para nuestros objetivos. Yo compré un Malus Floribunda muy aconsejable para entrenarlo como bonsai, además sus semillas germinan fácilmente y podrás obtener mas árboles de forma sencilla.
Particularmente suelo buscar en esta sección árboles que hayan perdido el injerto. Estos te los van a vender por un precio realmente bajo, y así ya están reducidos. No te cortes en pedir un precio especial en este caso, casi siempre el vivero está deseando vender esos árboles porque tienen muy difícil salida.
Los plantones y alvéolos para prebonsai.
Muchas veces, he encontrado en mis visitas al vivero, plantones de una o dos sabias, casi siempre aun en alvéolos forestales. Los precios pueden oscilar, pero no es difícil conseguir cada uno por 50 cts o un euro.
Huelga decir que el trabajo puede ser a varios años vista, pero si no nos gustan los tamaños pequeños, algunas especies de crecimiento rápido pueden darnos ejemplares resultones en dos o tres años.
Suelo diferenciar entre caducos y coníferas. En el caso de caduco me aseguro de que sean especies óptimas para bonsái, pues requerirán muchos años de engorde y no deseo que sea un trabajo en vano.
Si son coníferas, siempre me aseguro de que sean de pocas sabias, pues de los contrario las raíces -sobre todo la pivotante- habrá dado tantas vueltas en el pequeño alvéolo que será imposible de desenrollar para trabajar. Si son pinos, prefiero los silvestris, pinaster o nigra. Son habituales los halepensis, que también me gustan. Nunca escojo pinea.
Con los plantones no es necesario ser muy cuidadosos, trasplanta cuanto antes a un contenedor mayor, con un buen trabajo de raíces y con un sustrato de calidad con buen drenaje. Si son pinos, extrema los cuidados en las raíces, no las cortes, no elimines todo el cepellón. Extiéndelas y deja algo del sustrato original. Con el tiempo iremos trabajando esa parte.
Riega mucho y abona fuerte. Cuando el plantón esté bien establecido (al menos seis meses despumes del trasplante), clava un alambre en el sustrato justo a la base de árbol y enróllalo. Es bueno ir dando algunas curvas a los plantones para que no sean tan sosos cuando aun son jóvenes y flexibles. Los movimientos poco habituales, sin repetir curvas ni misma dirección es lo adecuado. Huye del estilo muelle o «pig tail».
Una vez que hemos decidido comprar, vienen otras decisiones y las primeras técnicas a aplicar, pero esto quedará para una nueva entrada…